Daniel Martín Martín o El Ejercicio de la Intensidad.

    No es fácil encuadrar a un autor tan complejo como Daniel Martín. Tal vez, la única constante a lo largo de su extensa producción sea la intensidad, plástica y expresiva, que atraviesa toda su obra confiriéndole una cierta unidad estética: no sin razón, algunos de sus trabajos han llegado a calificarse como “un puñetazo en el ojo”.

    Daniel ha ido construyendo un peculiar lenguaje gráfico que sabe encontrar el difícil equilibrio entre lo oscuro y lo luminoso (gracias a un excelente manejo de la sombra y el contraluz), entre la sensibilidad y el vigor expresivo. Consiguiendo así un curioso sabor agridulce, como de una suave fortaleza (o de una suavidad fuerte) en la que los contrarios parecen fundirse y resolverse en cada cuadro.

    Todo ello se presenta, además, envuelto en una cuidada (casi obsesiva) atmósfera  a veces  desconcertante o cómica, a veces apocalíptica y siempre múltiple, que evoca al mejor Marco Grob.

    Sorprende que un autor tan joven -Daniel nace en Madrid, en 1982- se mueva con soltura en tantos registros y lenguajes gráficos. Daniel, parece dominar todos los “palos” de la fotografía: tiene series religiosas de una fresca (casi sagrada) irreverencia; paisajes urbanos y naturales con su peculiar sello, como de una serenidad inquietante...; retrato artístico y conceptual; composiciones digitales, así como diversas “series mínimas” donde experimenta con luces y texturas, juegos de espacios y perspectivas.

    A pesar de que su obra cuenta con una identidad propia, podemos destacar algunas influencias claras (junto a la ya citada de Marco Grob). A lo largo de su trabajo hemos encontrado, por ejemplo, elementos de magia grotesca, un poco a lo David la Chapelle, que dota algunos de sus trabajos de un horizonte mítico y atemporal, casi eterno. También está presente algo del elegante erotismo de un Helmut Newton,  (pero bastante más recatado, casi pudoroso). Aunque en su tratamiento de los cuerpos, recuerda, más bien, al omnímodo Man Ray. Es con estas piezas con las que ha ido tejiendo un estilo sólido y personal, a la vez técnico e intuitivo y, sobretodo, poliédrico.

    Profesionalmente, Daniel se está convirtiendo en un referente para la cultura joven madrileña. Ha colaborado en diversas revistas (Zero, inZona, Shanguide...) y ha realizado fotografía promocional para grupos musicales (les ole, Irbid...). Pero la incesante exploración de este autor no ha quedado reducida al ámbito de la imagen, sino que también hay que destacar su afición por la música, electrónica y experimental, que viene desarrollando a través de actos y “performances” en locales de Madrid, en los que el sonido y la imagen comparten protagonismo, creando un ambiente audiovisual potente y seductor.

    Sin duda, Daniel Martín, es uno de las figuras jóvenes más interesantes de la fotografía contemporánea que ya empieza a dar sus primeros frutos maduros como puede comprobar cualquiera que quiera darse un paseo por su obra (PÁGINA WEB!!!). Pero, aviso para navegantes: la experiencia puede llegar a ser muy intensa: Daniel Martín no sólo provoca y deleita sino que, además, atrapa y pega fuerte.

 RAFA MILLAN.

Generacion XXI.

Destaca en Daniel Martín su extraordinaria capacidad para retratar lo intangible y crear lo imposible.
Sus fotografías se abren paso hasta el corazón del espectador a través de los cinco sentidos.
En sus paisajes, de tintes apocalípticos, se ve silencio, se oye soledad, se palpa vacío, se respira quietud, se saborea eternidad.
En lo animado, ausencia. Y en lo inerte, en cambio, alma. Hilando sus escenarios, se reconstruyen sin querer historias intensamente vividas.
Y como olas salpican la quietud profunda del océano, también ciertas dosis de sal, ruido y provocación que dan muestra de su gran versatilidad.

Marta Garcia de Alcaraz.